15 marzo 2009

Manuel Segura Espínola



Manuel Segura Espínola nació en Benalúa en 1928 en una familia obrera. Su padre fue maestro albañil en las obras de la Azucarera, pero cuando terminó su construcción decidió trabajar por su cuenta poniendo una tienda y llevando 4 fanegas de tierra como ayuda a la economía familiar. Más adelante, puso un almacén de vinos y de yesos. En estos negocios Manuel trabajó desde niño, por lo que su salud se resintió. En aquellos tiempos duros de la guerra y la posguerra había mucha necesidad entre nuestro pueblo y eso se notaba especialmente con negocios como los de su padre.

Manuel conserva algunos recuerdos de la vida política de su infancia a pesar de su corta edad. Cuando se proclamó la II República, Manuel era muy pequeño, pero recuerda que los niños de su barrio, el Camarate, se juntaron y llevaron todos juntos la bandera republicana de su barrio cantando “Hoy somos chiquitines, mañana creceremos. República queremos. Viva la libertad”.
De la Guerra Civil Manuel recuerda, sobre todo, los bombardeos y cómo todo el mundo buscaba refugio en la cueva más cercana. De la época inmediatamente posterior a la Guerra Civil recuerda un episodio que pudo haber terminado en tragedia: jugando un grupo de niños toparon con una granada de mano sin explosionar. Afortunadamente, él se dio cuenta de lo que era y avisó a los mayores, evitando así una desgracia.

Su actividad política como militante comenzó después de la muerte de Franco. Entró en el PCE en 1977 y desde ese momento hasta 1993 fue el responsable de finanzas de la agrupación local. Esa tarea no fue fácil teniendo en cuenta que en aquellos años la agrupación de Benalúa llegó a tener hasta 130 militantes. Después de esa fecha dejó esa función y pasó a ser un militante de base de la organización.

Manuel Segura admira a personajes republicanos como Manuel Azaña, Largo Caballero o Fernando de los Ríos, de quienes dice: “Eran hombres que hubieran vivido tan a gusto y en cambio se jugaron su vida y su trabajo por la causa del obrero, porque vieron que esa era una necesidad muy grande”. De los libros que le habría gustado leer destaca “El único camino” de Dolores Ibárruri, Pasionaria. Ese libro estaba en la biblioteca de la agrupación del PCE, pero alguien lo cogió y ya no lo devolvió.

Manuel es un hombre pacífico que se indigna ante las injusticias y que aboga, sobre todo, por que el pueblo español termine reconciliándose con su propia historia. Su talante trabajador y sereno y sus enseñanzas son para todos nosotros un ejemplo a seguir.

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Revista de la Asamblea Local de Izquierda Unida de Benalúa

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